La evaluación es el inicio de toda intervención conductual, su función es cuantificar y analizar la conducta. A través de ésta, se determina el diagnóstico, que es, a final de cuentas, lo que va a dirigir el diseño y realización del tratamiento dentro de la psicología clínica. Una de las bases de la evaluación conductual, es que se eliminan las etiquetas y se dirige más bien hacia la determinación de los excesos y déficits conductuales, así como de los estímulos ambientales. Se hace una descripción de los métodos directos e indirectos.

La evaluación es una de las partes más importantes que se llevan a cabo en la terapia de la conducta. Tiene por objeto el conocer y cuantificar en términos accesibles la conducta del paciente. La evaluación es tan importante que si no se realizara en forma adecuada, el terapeuta jamás conocería en realidad si su terapia dio o no resultado. Es gracias al proceso evaluativo que determinamos qué variables son las que están manteniendo la conducta inadecuada. De esta forma, la evaluación dirige a la terapia durante los primeros estadios. Cuando la evaluación está mal realizada, es posible que la terapia lleve senderos distintos a los correctos y no resuelva el problema del paciente; incluso podemos exacerbarlo por el que se nos consulta.
 
El terapeuta dentro del consultorio clínico cuenta con una serie de instrumentos de evaluación que le permitirán cuantificar y determinar las variables de la conducta inadecuada o adecuada del paciente. Este cuerpo de instrumentos tiene características que le aseguran la confiabilidad y validez de los mismos. Estas características son básicas en el proceso evaluativo porque en la medida en que sean confiables y válidas, en esa medida serán útiles.

Existen básicamente tres diferencias:
(1) el marco teórico;
(2) el objetivo de la evaluación
(3) relación entre la evaluación y el tratamiento.
 
Golfried (1977) y Ciminero (1977), opinan que la principal diferencia que existe entre los dos tipos de evaluación es el marco teórico. La corriente dinámica considera que le personalidad está compuesta por una serie de rasgos. Estos son constructos hipotéticos que se determinan a través de las pruebas psicométricas. Por ejemplo, en el momento en que determinamos, por medio de alguna prueba, que el sujeto es "agresivo", estamos suponiendo que este rasgo es algo así como un fantasma o fuerza interna que determinará la acción del individuo en casi todas las situaciones. Este rasgo actuará e impulsará al individuo en su trabajo, en su hogar, o en la calle. La personalidad de este individuo puede ser clasificada como potencialmente "agresiva", con lo cual podemos estar haciendo una sobregeneralización de una conducta sobre todo el universo conductual y en todas las circunstancias.

Existen diversos formatos de entrevista conductual (Kanfer y Phillips 1976; Kanfer y Saslow 1969; Kanfer y Grim 1977; Lazarus, 1971; Golfried y Davison 1976). Una de las primeras formulaciones de entrevista conductual fue la hecha por Kanfer y Sastow (1969). Ellos formulan una guía de entrevista que debe cubrir los siguientes aspectos:
 
1) Análisis inicial de la situación problema.
 
2) Aclaración de la situación problema (incluyendo un análisis de antecedentes y consecuentes externos e internos).
 
3) Análisis motivacional.
 
4) Análisis de desarrollo.
 
5) Análisis de autocontrol.
 
6) Análisis de relaciones sociales.
 
7) Análisis del ambiente social, cultural y físico.
 
Esta guía de entrevista cubre en general un análisis mas o menos completo por medio del cual es posible hacer una decisión terapéutica. Cubre tanto el ambiente interno como el externo del sujeto. En un trabajo posterior, Kanfer y Grim (1977) actualizan esta guía de entrevista tratando de cubrir una gama más amplia de elementos de los cuales se mostrará un cuadro esquemático:
 
1. Déficit de Conducta.
 
a) Base inadecuada del conocimiento para la guía de la conducta.
 
b) Fracaso en conductas sociales aceptables debido a un déficit de habilidades.
 
c) Inhabilidad de controlar las influencias del ambiente y su propia conducta por medio de respuestas autodirectivas.
 
d) Deficiencias en autoreforzarse.
 
e) Déficit en el monitoreo de su propia conducta.
 
f) Inhabilidad para alterar respuestas en situaciones de conflicto.
 
g) Repertorio limitado de conducta debido a un rango restringido de reforzadores.
 
h) Déficit en conductas cognitivas y/o motoras necesarias para cumplir las demandas de la vida diaria.
 
 
II. Excesos de Conducta.
 
a) Ansiedad condicionada inapropiada a objetos o eventos.
 
b) Excesiva actividad de auto-observación.
 
 
III. Problemas en el Control de Estímulos Ambientales.
 
a) Respuestas afectivas a objetos estímulo o eventos dirigidos a malestar subjetivo o conducta inaceptable.
 
b) Fracaso en ofrecer apoyo u oportunidades de conducta apropiada en ambientes diferentes.
 
c) Fracaso en satisfacer demandas o responsabilidades ambientales surgidas de una deficiente organización del tiempo.
 
 
IV. Control Inapropiado de Estímulos autogenerados.
 
a) Autodescripción que sirve como señal para conductas dirigidas a resultados negativos.
 
b) Actividad verbal/simbólica que sirve de señal a conducta inapropiada.
 
c) Fracaso en la etiquetación de señales internas.
 
 
V. Arreglo Inapropiado de Contingencias.
 
a) Fracaso del medio para apoyar conductas apropiadas.
 
b) Mantenimiento ambiental de conducta indeseable.
 
c) Uso excesivo de reforzamiento positivo para conductas deseables.
 
d) Reforzamiento independiente de la respuesta.


Ciminero A.R. (1977) Behavioral Assessment: An overview. En A.R. Ciminero, K.S. Calhoun y H.E. Adams (Eds.) Handbook of Behavioral Assessment. Nueva York: John Wiley and Sons.

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